El 29 de Agosto de 1947 murió en la plaza de toros de Linares el maestro del toreo Manuel Rodriguez "Manolete". Aquel toro llamado "Islero", de más de 500 kilos, segó la vida del torero al realizar el estocado final (la suerte de matar), pasando de esta forma a la leyenda. Manolete era el torero serio y dramático de los ruedos de la postguerra. Junto a escasas personas, entre las que estaba su amigo Álvaro Domecq, dedicó sus últimas palabras a su madre :"Que disgusto se va a llevar mi madre".
Se le llamaba afectuosamente el "IV Califa del toreo" y fue sin duda uno de los grandes maestros de todos los tiempos.
El toro lo prendió por el muslo derecho, lo elevó un palmo del suelo y cayó de cabeza llevándose las manos a la herida, sin embargo había roto de lleno la arteria femoral y en poco tiempo quedó pálido dejando un reguero de sangre. En la enfermería, el doctor Fernando Garrido le realizaría varias transfusiones de sangre e incluso llegó a recobrar el pulso, dándole alguna calada a un cigarrillo que le encendieron, pero la fatalidad se hizo patente, ciando llegó el cirujano Gimenez Guinea, en el que Manolete confiaba plenamente, ordenó una trasfusión con plasma noruego y el diestro sintió que llegaba el final, solicitando que le quitaran aquel plasma porque no veía, tras aquello espiró no sin antes dedicar su último pensamiento a su querida madre.
El Museo del Bolso conserva un bolso dedicado por Manolete con dibujos magistrales del torero dando ese lance conocido por "manoletina" y mirando al tendido. Sirva estas imágenes y y estas palabras como homenaje en el 70 aniversario de su fallecimiento.
* Museo del Bolso www.museodelbolso.es
* Consultado escrito de José María Zavala en el diario La Razón 27/8/2017
* Museo del Bolso www.museodelbolso.es
* Consultado escrito de José María Zavala en el diario La Razón 27/8/2017