Inicialmente los vendía a través de internet, pero luego comenzó a venderlos con sobreprecio a los adinerados clientes privados que no querían esperar dos años, ya que la gente es consciente de que los bolsos de Hermès son una de las pocas marcas que conservan o elevan su valor con el tiempo.
Tonello que consiguió comprar cientos de bolsos Birkin aplicando una estrategia y ahora está convencido de que la lista de espera sólo es una forma de marketing.
"Yo iría a una tienda de Hermes con una lista y empezaría a apilar bufandas, chales, pulseras, por valor de unos 2.000 dólares. Esto me hace parecer un cliente habitual de Hermès", dijo Tonello a Reuters en una entrevista telefónica.
"Una vez que tuviera lista esta pila para comprar, en el último momento pediría un Birkin y por lo general irían a la trastienda y me entregarían uno. En el 2005 compré 130 Birkin en un período de tres meses, ¿y me dicen que hay lista de espera?", agregó.
Una portavoz de Hermès en Australia, Nicole Morgan, dijo que la empresa no hizo declaraciones oficiales sobre el libro de Tonello. Y señaló que los pedidos de bolsos, todos hechos a mano en París, eran parte de su servicio al cliente.
Según Tonello, no hay otro bolso con el mismo encanto que el Birkin, así que tiene sentido que la compañía quiera retener el misterio de esta lista y el sentido de la escasez del bolso.
"El bolso se ha convertido en el símbolo del máximo lujo, por su inaccesibilidad al público en general. La gente realmente quiere lo que no puede tener", declaró Tonello, un estadounidense que vive en Barcelona.
La escasez del Birkin se ha asegurado la permanencia como uno de los bolsos más codiciados desde que Hermès le dio el nombre de la actriz británica Jane Birkin, en 1984, con precios que parten desde los 9.000 dólares.
Los Birkin normalmente se ven en las muñecas de las famosas con más glamour como Victoria Beckham, Katie Holmes y Eva Longoria.
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