Un grupo de mujeres de la zona, se encargan de la recolección de esas bolsas y, tras limpiarlas y tratarlas adecuadamente, las emplean para confeccionar bolsos que venden a los turistas e incluso los exportan a través de comercializadoras.
El proceso se desarrolla en la comunidad, y con ello busca eliminar la basura para que las tortugas no las confundan, en el caso de las bolsas plásticas, con algas. Si una tortuga digiere una bolsa plástica se asfixia y muere. “Con este proyecto cumplimos tres metas: ayudar al medio ambiente, proteger la vida de las tortugas y obtener utilidades para las familias que fabrican los bolsos en distintos estilos, tamaños y colores”.
Las tortugas paslama son de hábitos migratorios, pues periódicamente recorren grandes distancias desde sus zonas de alimentación hasta la de reproducción. La Tortuga Paslama muestra una estrategia reproductiva, llamada “arribada”. Desde centenares de kilómetros de distancia se reunen en cierto período del año, miles de ejemplares frente a ciertas playas y gracias a un mecanismo hormonal, se abalanzan simultáneamente sobre la playa para poner sus huevos; estas pequeñas crías, al nacer, se enredan con las bolsas de plástico que abundan en la zona y mueren.
Un bolso de medidas 45 por 45 centímetros fabricado con bolsas de plástico, se tarda tres días en ser recogidas y preparar el bolso.
Las mujeres organizan limpiezas comunitarias en Chacocente y El Astillero y en diferentes municipios de la región y llaman a la población a que depositen las bolsas plásticas en recipientes para hacer más rápida y organizada la recogida.
Aproximadamente 69 mil tortugas anidan al mes en Chacocente y los esfuerzos de conservación han dado resultados positivos en la medida que los robos de huevos han venido disminuyendo hasta ahora en un 1%.
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