Desde el siglo XVIII se empezaron a emplear los bolsos bordados con diferentes abalorios que, en determinados momentos, adquirieron tal complejidad de bordado que resultaron espectaculares; se emplearon muchos tipos de materiales, al principio eran hilos de oro y plata, más adelante se empleó el cristal en forma de minúsculas cuentas de todos los colores, para formar complejos bordados que representaban los motivos más variados, desde los de tipo floral, hasta los paisajes y escenas bucólicas, monumentos e incluso figuras geométricas; se trataba de un trabajo artesano encomiable en el que se empleaban cientos de horas para bordar un pequeño bolso o monedero y pasar miles de cristales perforados hasta completar la figura deseada; más tarde los bordados se realizarían con bolitas de metal, de acero y al final el empleo del plástico fue vulgarizando este tipo de trabajo.
Bolso con iniciales o nombre de la persona que lo llevaba (Museo del Bolso)
A veces en el bordado se reproducía el año o el nombre de su propietaria, o una fecha conmemorativa.
Los bolsos con abalorios se han empleado durante los tres últimos siglos y, en casos excepcionales, se mezclaban con auténticas joyas. También se combinaban ricos bordados con boquillas espectaculares hechas en carey, plata, oro o marfil.
Bordado con perlas, brillantes y lentejuelas embellecen los bolsos y carteras(Museo del Bolso)
Antiguamente los bolsos con abalorios solo lo podían llevar las damas de la corte o aquellas de posición económica privilegiada, para ellas se bordaban y cosían abalorios con joyas y piedras preciosas, sobre tejidos muy costosos y delicados.
Los bolsos se adornaban también como una forma de comunicación entre amantes, se representaban todo tipo de símbolos o corazones para enviar un claro mensaje al ser querido.
Se recurría a la lentejuela en varios colores que daba al bordado una gran espectacularidad y brillo.
Los corales también se emplearon en la confección de bolsos de noche con bordados formando figuras y combinados con piedras semipreciosas.
Bordados de gran efecto decorativo, incluso empleando en los bolsos piedras o bolitas de colores (Museo del Bolso)
Los materiales para los bolsos de noche o de fiesta se realizaban con tejidos muy suaves, a base de sedas, satenes o crepés y se solían tintar con los colores del vestido para que hiciesen juego con la vestimenta; la mayoría se diseñaban para llevar los en la mano, sin asa o con un asidero muy corto formado por una correa al tono o una cadenilla.
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